La posible conexión entre bacterias intestinales y la salud mental era considerada absurda hace tan solo un par de años, hoy es uno de las principales vías de investigación médica.
Según un estudio sobre el bienestar y los microorganismos que viven en nosotros, los bacterias intestinales podrían tener relación con el desarrollo de la salud mental. Investigadores en Bélgica descubrieron que las personas con depresión, tomen antidepresivos o no, tienen niveles bajos de bacterias conocidas como Coprococcus y Dialister.
Si este hallazgo preliminar resiste a un examen más detenido, podría allanar el camino para nuevos tratamientos relacionados a trastornos de salud mental, y que podrían estar basados en probióticos que aumenten los niveles de bacterias intestinales “buenas”.
Jeroen Raes, del Instituto de Biotecnología de Flandes y de la Universidad Católica de Lovaina y otros investigadores, utilizaron la secuenciación de ADN para analizar la microbiota en las heces de más de mil personas inscritas en el Proyecto de Flora Flutal de Bélgica. El equipo luego correlacionó los datos con la calidad de vida de los participantes y la incidencia de depresión, utilizando diagnósticos hechos por las personas a partir de cuestionarios o proporcionados por el médico.
Los investigadores validaron los hallazgos en un grupo independiente de 1,063 individuos en el proyecto DEEP LifeLines de los Países Bajos. Finalmente, usaron los datos para generar un catálogo que describiera la capacidad de la microbiota para producir o degradar moléculas que pueden interactuar con el sistema nervioso humano.
El investigador encontró que dos tipos de bacterias, el Faecalibacterium y el Coprococcus, eran más comunes en personas que afirmaban disfrutar de una alta calidad en materia de salud mental. Mientras tanto, aquellos con depresión tenían niveles más bajos de estas bacterias que el promedio.
El estudio publicado en Nature Microbiology encuentra una correlación, es decir, no prueba por sí mismo que los microbios intestinales afecten la salud mental. Es posible que el efecto, de hecho, sea al contrario, ya que la salud mental de una persona impacta en las bacterias intestinales y microorganismo que prosperan en su interior.
Sin embargo, en experimentos de seguimiento, Raes y su equipo encontraron evidencia de que las bacterias intestinales pueden, al menos, tener cierta comunicación con el sistema nervioso humano al producir neurotransmisores que son cruciales para la buena salud mental.
“Estudiamos si las bacterias intestinales en general tendrían un medio para ‘hablar’ con el sistema nervioso, analizando su ADN descubrimos que muchos pueden producir neurotransmisores o precursores para sustancias como la dopamina y la serotonina”.
Estas dos substancias tienen funciones complejas en el cerebro y están relacionadas con los desequilibrios cerebrales que conducen a la depresión.
TAMBIÉN PUEDES LEER: La depresión está en nuestros genes
Los microbios que viven fuera del cuerpo, por ejemplo los que se encuentran en los suelos, no pueden producir los mismos tipos de neurotransmisores, dijo Raes, tal vez porque no evolucionaron junto con los humanos, ni aprendieron a beneficiarse al aprovechar el sistema nervioso de su huésped.
Si los niveles bajos de bacterias son los responsables de al menos alguna parte de la depresión, esto abre la puerta a tratamientos probióticos que aumentan su población en el intestino. Pero Raes dijo que la conexión debe ser probada primero. Eso implicaría cultivar las bacterias en el laboratorio para ver qué sustancias producen, probar sus efectos en los animales y tratarlos con probióticos adaptados. Sólo entonces los científicos podrían considerar las pruebas en humanos.
En dos informes separados, ambos publicados en Nature Biotechnology, científicos en China, Reino Unido y Australia, describen cómo secuenciaron el ADN de más de 100 nuevas especies de bacterias intestinales; es la lista más completa de microbios de este tipo hasta la fecha.
El vasto catálogo de microorganismo intestinales humanos ayudará a los científicos a identificar qué bacterias se encuentran en el cuerpo, e impulsar la investigación de nuevos tratamientos para enfermedades tan amplias que van desde el síndrome del intestino irritable, hasta las alergias y la obesidad.