Entre los países de la OCDE, México será el que tenga mayores pérdidas del PIB a causa de las muertes por arma de fuego para 2030, revela un análisis
239 mil millones de dólares en producción económica serán las pérdidas acumuladas de 2018 a 2030 a consecuencia de las muertes relacionadas con armas de fuego en los 36 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Las pérdidas se deberán sobre todo a Estados Unidos y México.
La estimación realizada por investigadores en salud pública encabezados por Alexander W. Peters, del Centro Médico Presbiteriano de Nueva York y la Cornell University, parte del hecho de que en 2017, a nivel mundial, 260 mil muertes, o el 0.5 por ciento del total de muertes, se atribuyeron a lesiones relacionadas con armas de fuego.
Si bien es cierto que la tasa de mortalidad mundial por armas de fuego se redujo, de 1990 a 2016, de 4.2 por cada cien mil habitantes a 3.4, también lo es que en términos absolutos el número anual de muertes relacionadas con armas de fuego en el mundo ha aumentado.
En el caso de los países miembros de la OCDE, este aumento ha sido conducido por México y Estados Unidos, países en los que esos números van en aumento; además, aunque EU será el que tenga mayores pérdidas totales, nuestro país destaca por ser el que más pérdidas económicas tiene, y tendrá de acuerdo a la proyección, en proporción con su Producto Interno Bruto (PIB).
México, el que más pierde
Del total de las pérdidas económicas por muertes relacionadas con armas de fuego en la OCDE, el 64 por ciento, es decir, 152 mil 500 millones de dólares, serán atribuibles solo a EU; donde actualmente ocurren más del 15 por ciento de las muertes relacionadas con armas de fuego en el mundo.
Sin embargo, “cuando se considera como una proporción del PIB anual, las muertes relacionadas con armas de fuego tendrán el mayor efecto en México”, se lee entre los resultados del estudio, publicado en la revista Health Affairs.
“Estimamos que, en 2030, 0.19 por ciento del PIB mexicano se perderá debido a muertes relacionadas con armas de fuego, en comparación con 0.08 por ciento del PIB de EU”.
Así, en 2030, Estados Unidos tendrá las pérdidas per cápita más altas, con 55.53 dólares por cada habitante; seguido por México, con una pérdida de 40.62 dólares per cápita; mientras que Japón tendrá el nivel más bajo con una pérdida de 0.72 dólares por persona.
Otra forma de dimensionar estas pérdidas, que ofrecen los autores, es la disminución del crecimiento. En 2018, el PIB de México perdió poco más del 0.6 por ciento por las muertes relacionadas con armas de fuego; lo cual, para 2030, se elevaría hasta alrededor del 1.8 por ciento y sería más de 128 veces más de lo que perderá Japón. El crecimiento anual promedio del PIB de 2000 a 2017 en México fue de 2.21 por ciento, la disminución del mismo en 0.19 por ciento para 2030 implicaría que el PIB dejaría de crecer 8.6 por ciento en ese año.
Hay que añadir que las pérdidas están subestimadas. Para hacer la proyección, los autores consideraron factores como el costo de atención hospitalaria a los heridos que finalmente mueren o el costo para las economías nacionales por la pérdida de trabajadores; por lo que hay una subestimación debido a que no se están considerando las pérdidas por los heridos que no mueren, de las familias que los cuidan ni las pérdidas económicas por un clima generalizado de violencia.
Y hablando de violencia…
México también destaca en lo que se refiere a las causas de muerte por armas de fuego.
En el promedio de los 36 países de la OCDE, acumulativamente de 2018 a 2030, las autolesiones por arma de fuego causarán las mayores pérdidas del PIB, representando el 48.1 por ciento de las pérdidas (cerca de 115 mil millones), mientras que el 47.5 por ciento será atribuible a la violencia física y el 4.5 por ciento a lesiones no intencionales.
En México, en cambio, “más del 90 por ciento de las pérdidas en 2030 serán atribuibles a muertes por armas de fuego relacionadas con la violencia; mientras que en Islandia más del 90 por ciento de las pérdidas económicas serán atribuibles a autolesiones”.
Los autores concluyen que “la reducción de la mortalidad relacionada con las armas de fuego no es solo un imperativo humanitario, sino también económico. Estos datos económicos revelan una imagen más completa de esta urgente crisis de salud pública que, sin intervención, seguirá causando pérdidas económicas en todos los países de la OCDE. En particular, en los EU y en México, la reducción de las muertes relacionadas con armas de fuego podría generar importantes ganancias económicas”.