Más que huesos, los rastros de innovación tecnológica y de comunicación parecen indicar que los primeros Homo sapiens se originaron hace poco más de 300 mil años
Durante un millón 750 mil años, más o menos, la Humanidad, que apenas estaba aprendiendo a caminar de pie sobre el suelo del Sur y el Este de África, usó hachas de piedra, esos artefactos toscos cuyo filo era bastante malo y requería de mucho trabajo. Eran las épocas Homo erectus y el habilis.
Pero, de pronto, algo pasó hace poco de 300 mil años en un lugar llamado la Cuenca de Olorgesailie, al sur de lo que ahora es Kenia, y los humanos empezaron a hacer un nuevo tipo de armas-herramientas en verdad agudas y filosas, a intercambiar bienes y a “decorar” sus utensilios con lo que puede entenderse como el inicio de la representación simbólica. La época del Homo sapiens había comenzado.
“Sólo para estar seguro: Hasta donde sabemos de momento, ¿los artefactos que ustedes encontraron representan el punto de origen de la innovación tecnológica?”, le pregunté al paleoantropólogo Richard Potts, líder del proyecto que inició hace más de tres décadas.
“Es correcto… Para ponerte un poco en contexto: En las capas más tempranas (de nuestra excavación) en el Olorgesailie, desde hace 1.2 millones de años hasta hace 320 mil, capa tras capa tras capa, por todo ese tiempo, vemos un sólo tipo de tecnología, el hacha de mano…
Pero las hachas desaparecieron hace al menos 320 mil años.
“Es la primera evidencia que tenemos de la completa sustitución de una forma de vida y la estabilidad del comportamiento con algo que implica un sistema mucho más flexible de hacer herramientas y de relacionarse con el ambiente”.
El director del Human Origins Program del Instituto Smithsoniano añadió que también encontraron el origen de la comunicación simbólica y del comercio; es decir, más que huesos y dientes, el equipo de Potts encontró, y publicó en 2018 en la revista Science, utensilios que revelan el origen de las conductas que nos definen como seres humanos.
Todo esto a partir de unos cuantos utensilios de obsidiana (puntas de proyectiles, raspadores y diversas herramientas para cincelar y perforar) y rastros de un pigmento llamado ocre rojo.
Huesos, herramientas y otros Homo sapiens
Potts me explicó que en la excavación encontraron una muestra de “lo que ha sido la historia de la tecnología desde entonces: las cosas comienzan siendo grandes e incómodas y terminan siendo pequeñas y portátiles. Solo piensa en los teléfonos celulares o las computadoras, y ahora vimos que el primer cambio de ese estilo sucedió hace entre 500 mil y 320 mil años”.
Esa incertidumbre de 180,000 años se debe a que esa porción de los sedimentos fue erosionada y no la pudieron estudiar. Tampoco encontraron huesos o dientes de Homo sapiens.
En general, “los fósiles de humanos son muy escasos -me explicó Allison Brooks, de la George Washington University, investigadora del Human Origins Program y autora principal de uno de los artículos de Science-. Se encuentran una quijada por aquí y un fragmento de hueso por allá…”
Sin embargo, desde 2017 se reportó el descubrimiento de los primeros fósiles de Homo sapiens son de hace 300 mil años, de una excavación en Marruecos, al Norte de África. Antes de ese reporte, los fósiles más antiguos primeros que se conocían eran de hace 200 mil años del Este de África.
“Lo que sí sabemos -afirma Allison- es que los fósiles de hace 500 mil años o más no eran Homo sapiens y que tenían cerebros al menos 25% más pequeños que los nuestros, aunque su tamaño corporal fuera similar”.
Una de las evidencias más importantes es, curiosamente, una que no se encontró en la excavación: obsidiana sin trabajar.
Los lugares más cercanos donde es posible encontrar obsidiana están, mínimo, a unos 100 kilómetros en línea recta, pero a mayor distancia si yendo a pie. Así que los olorguesalinos tuvieron que recorrer esa distancia para conseguir la obsidiana y muy probablemente la obtuvieron comerciando con otro grupo humano.
Brooks me explica las tres razones para que la hipótesis del comercio sea la preferida: Las locaciones donde hay obsidiana son todas adecuadas para la ocupación humana (tienen agua, otros recursos pétreos, fauna…) y actualmente están ocupadas y también tienen artefactos de la Edad de Piedra, y es casi imposible que un grupo de cazadores recolectores, que suelen consistir de 25 a 30 personas, pudieran subsistir si eran los únicos Homo sapiens en un área de 60 kilómetros cuadrados.
El material colorante sustenta la hipótesis, ya que el uso de pigmentos está en el inicio de la conducta simbólica compleja, la habilidad de usar signos y de comunicar, quizá a través del lenguaje. “No tenemos (rastros de su) ropa, todo lo que tenemos es el pigmento que usaban, pero está muy claro cómo lo usaban”, comentó Brooks.
El ocre se podría utilizar para protegerse del Sol, de las picaduras de insectos, para que la ropa que usas sea más resistente o para hacer un pegamento. “Exploramos estas diversas posibilidades -dice Brooks-, pero para todos los fines había otras sustancias en el medio que servían mucho mejor que el ocre”, por lo que sólo quedaba su uso en la comunicación e, igual que en el caso de la obsidiana, “tampoco viene de la localidad”.
La cuenca del Olorgesailie “es el contexto en que evolucionamos, en el que nos convertimos en Homo sapiens y desde donde nos expandimos por África y llegamos al resto del mundo; fue un momento crucial en nuestra evolución que debe ser contado desde la perspectiva del comportamiento”.
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Qué disparó el cambio
Hasta hace unos 800 mil años, la cuenca de Olorgesailie era una fértil planicie inundable. Después de esa época, iniciaron fuertes fluctuaciones climáticas; llegaron largos periodos de sequía que se alternaron con épocas de abundantes lluvias. Esto lo revelan los sedimentos analizados por el equipo, n particular por la paleoclimatóloga Anna Behrensmeyer también del Smithsonian Institute y quien publicó un cuarto artículo en la revista de la Sociedad Geológica Americana.
Behrensmeyer tuvo la fortuna de analizar, además de los sedimentos de la cuenca, una formación rocosa llamada Oltulelei, y lo que cuentan esas piedras es dramático: Hubo “un cambio notable en el paisaje, cambios en la elevación y la topografía del territorio”, que fueron ocasionados por fortísimos temblores, explica Potts.
“Era como el golpeteo del uno dos (en el boxeo): actividad sísmica y variación climática a la vez. Eso debe haber interrumpido la disponibilidad del agua y la comida”, agrega.
La fauna de la época da cuenta de que los cambios fueron muy drásticos, pues las especies animales más grandes, había incluso ancestros de elefantes y caballos, se extinguieron; mientras que aparecieron nuevas especies de tallas menores.
Así como para los animales, para los Homo sapiens la obtención de alimento se hizo impredecible y las viejas prácticas, inoperantes, por lo que además de la innovación tecnológica, “la habilidad de interactuar con otros grupos que podían estar muy distantes debe hacer sido una estupenda forma de sobrevivir a los cambios en el ambiente”, dice Potts.
Después de este trabajo, “veo que el gran tema de la evolución humana es la adaptabilidad al medio ambiente, cómo los seres humanos han sido capaces de sobreponerse a lo inesperado, sea en lo físico, lo biológico o lo social. Somos la especie más adaptable que jamás haya evolucionado en el planeta. Hay 7,300 millones de personas distribuidas por todo el globo en tipo de ambientes.
“Lo que estamos viendo en nuestro estudio es el origen de la adaptabilidad humana”.