Vitamina E, yodo, hierro y zinc son los principales micronutrientes que hacen falta en la población mexicana; la falta de programas sociales focalizados es una posible causa
La población mexicana en su conjunto tiene deficiencias severas en el consumo de, sobre todo, vitamina E y zinc; además, las mujeres y los infantes en edades escolares u preescolares tienen una marcada deficiencia de hierro y de yodo, que no es compartida por los hombres.
Estos, junto con una cierta falta de hierro, son los datos más preocupantes para la población mexicana que se pueden obtener del primer estudio que proporciona estimaciones globales del consumo inadecuado de 15 micronutrientes críticos para la salud humana y que se publicó en la revista especializada The Lancet Global Health el 29 de agosto.
Salvo por el yodo, la situación de México no es excepcional. “Más de la mitad de la población mundial consume niveles inadecuados de varios micronutrientes esenciales para la salud, incluidos el calcio, el hierro y las vitaminas C y E”, señala el estudio realizado por investigadores de las universidad de Harvard, de California en Santa Bárbara y la Alianza Global para una Nutrición Mejorada. La falta de hierro se detectó en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2022.
De hecho, a nivel mundial, las deficiencias de micronutrientes son una de las formas más comunes de desnutrición. El problema es que cada deficiencia conlleva sus propias consecuencias para la salud, desde resultados adversos en el embarazo hasta ceguera y mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas.
El hierro y los programas sociales
Si bien en la comparación con el resto del mundo que hace el estudio de The Lancet la deficiencia de hierro en México no es tan inadecuada, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2022, para la que se realizó un análisis tomando muestras de sangre, es la deficiencia de micronutrientes más relevante.
“La deficiencia de hierro fue la deficiencia más prevalente en niños de 1 a 4 años y en mujeres de 12 a 49 años”, señala en la ENSANUT el equipo encabezado por Fabiola Mejía Rodríguez del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública.
La ENSANUT también encontró niveles bajos de vitamina B12 y vitamina D, que afectaron en mayor proporción a las mujeres de 12 a 49 años de edad. “Estos hallazgos contrastan con lo observado en encuestas pasadas de una tendencia en declive, principalmente de la deficiencia de hierro”, señalan Mejía y sus colegas.
Una posible explicación para la falta de micronutrientes “podría ser la falta de programas sociales focalizados destinados anteriormente a combatir estas deficiencias en población de mayor riesgo (mujeres, población infantil y quienes habitan en zonas rurales y en zonas urbanas de menores ingresos)”, comenta el equipo de investigación .
“El programa Prospera, que distribuía suplementos de micronutrimentos a mujeres y niños, dejó de operar en el año 2018. El Programa de Abasto Social de Leche Liconsa fortificada con hierro biodisponible opera predominantemente en zonas urbanas”, señalan, y añaden que la situación de inseguridad alimentaria observada durante la pandemia de Covid-19 acentuó el problema de mala nutrición.
La falta de hierro provoca sensación de cansancio, dolores de cabeza, dificulta la concentración y puede provocar anemia. Este micronutriente solo se puede obtener a través de la dieta; se encuentra en las carnes rojas y blancas, como parte del grupo hemo de la sangre, pero también en algunas plantas, huevos y frutos secos.
Excepcional falta de yodo
México es el único país de América donde hay un bajo consumo de yodo, según los datos de la investigación de Simone Passarelli y colaboradores publicada en The Lancet Global Health. El yodo es un micronutriente esencial para el crecimiento normal y el desarrollo del cerebro, y la deficiencia de yodo es la causa más común de enfermedad tiroidea, específicamente hipotiroidismo (en el que la glándula tiroides está poco activa).
Para muchas personas, la deficiencia de yodo no presenta síntomas, pero en otras puede tener manifestaciones como cansancio intenso y debilidad muscular, aumento de peso inesperado, depresión, piel gruesa e hinchada o hinchazón en la cara, dificultad para concentrarse, ritmo cardíaco débil y lento, piel seca, caída del cabello, sensación de frío, estreñimiento y tiroides agrandada o bocio.
La insuficiencia de este micronutriente suele deberse a que los alimentos que lo contienen, como pescados y mariscos, tienden a ser más caros. A fin de solucionar este problema, que antes era muy generalizado en poblaciones alejadas del mar, en diversos países se introdujeron trazas de yodo en la sal o el agua potable.
En México se optó por la primera solución, por lo que añadir sal especial a los alimentos o comer pan orgánico puede implicar que las personas están consumiendo poco yodo en su dieta. En general, basta con consumir un poco más de sal yodada o tomar suplementos para solucionar la deficiencia.
Cualquier persona puede desarrollar deficiencia de este micronutriente, pero es más común en las mujeres embarazadas o en período de lactancia, ya que tienen mayores requerimientos de este elemento; también es común en bebés no nacidos o recién nacidos.
Vitamina E y zinc, los otros micronutrientes
México es el único país de América donde hay un bajo consumo de zinc, cuya deficiencia puede provocar cambios en la piel que al principio parecen eczema, pero que no mejoran con humectantes, cremas ni lociones con esteroides. También puede provocar síntomas como pérdida de cabello, infecciones más frecuentes, heridas que tardan mucho en sanar y diarrea.
El zinc de los alimentos de origen animal se absorbe mejor que el de los alimentos de origen vegetal, lo que significa que vegetarianos y veganos, pueden tener un mayor riesgo de deficiencia del micronutriente. Además, la leche materna tiene zinc en pequeñas cantidades, por lo que los bebés que son amamantados exclusivamente durante más de seis meses también pueden sufrir deficiencia.
La deficiencia de este micronutriente generalmente se trata con suplementos de zinc se utilizan para tratar una deficiencia de zinc y provocar una rápida mejora de los síntomas de la piel.
Por otra parte, que la deficiencia de vitamina E sea un problema en diversos países, en particular en América y sobre todo en Sudamérica, resulta paradójico, ya que sólo se necesita una muy pequeña cantidad de este micronutriente en la dieta para mantenerse saludable.
Las nueces, semillas y aceites vegetales son buenas fuentes de vitamina E, y basta comer un puñado de nueces de vez en cuando para agregar vitamina E a la dieta. Sin embargo, los suplementos con dosis altas de este micronutriente, que ayuda a mantener sano al sistema inmunológico así como a la visión y la piel, hacen que pueda llegar acumularse en el cuerpo y ser perjudicial.
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