Es difícil decir que esta sea una noticia, porque ocurrió hace más o menos 3,300 millones de años. Sin embargo, es uno de los acontecimientos más importantes en la evolución de la vida sobre este planeta, y como lo supimos apenas la semana pasada se los voy a contar como novedad.
Desde luego, el primer gran acontecimiento para la vida en el planeta fue el propio origen de la vida. Esto sucedió poco después de que el planeta se formara. La Tierra tiene unos 4,500 millones de años más o menos, y la vida unos 4,300 millones, aunque no hay forma de estar seguros, porque las primeras células eran minúsculas bacterias que obvio no dejaban rastros.
El siguiente gran acontecimiento ocurrió hace unos 3,300 millones de años, y fue cuando algunos aquellos pequeños seres vivos, en particular las cianobacterias, aprendieron a hacer algo que resultó fundamental: aprendieron a captar la energía en la luz proveniente del Sol. Y no sólo a captarla, sino a almacenarla en moléculas químicas; concretamente en los enlaces químicos de las moléculas de distintos azúcares. Es decir, inventaron la fotosíntesis.

Esto le dio, por decirlo de algún modo, un levantón a la vida; pues antes de la fotosíntesis, las fuentes de energía eran más bien escasas. De hecho, actualmente casi toda la vida que hay sobre el planeta depende en última instancia de la fotosíntesis.
Así que durante los siguientes mil millones de años, las cianobacterias se multiplicaron en la abundancia energética que les daba la luz solar… Pero no contaban con que estaban, como nos suele suceder a los seres vivos, generando desechos. En particular, la fotosíntesis genera como desecho al oxígeno. Ahora suena raro y el oxígeno nos parece un beneficio, pero el oxígeno en esa época, como todo desecho que se respete, era muy tóxico, porque es un gas muy reactivo.
Tan reactivo que la combustión, por ejemplo, resultado de la combinación química con oxígeno, y actualmente la oxidación echa a perder hasta a los resistente metales, así es que imagínense lo que ocurrió con las bacterias de hace 2,400 o 2,300 millones de años cuando el oxígeno llegó a acumularse en la atmósfera. Fue tan grave que actualmente la llamamos la Gran Catástrofe del Oxígeno y hasta dejó registros geológicos, oxidación en los minerales.
La mayoría de las bacterias en ese entonces no tenían forma de protegerse del oxígeno y morían. Sobrevivieron algunas de ellas que desarrollaron no sólo la capacidad para protegerse de este oxígeno, sino incluso para respirarlo, es decir, para volver a convertir moléculas de azúcar en las que se había almacenado la energía del sol en energía química que pudieran utilizar. Eso es la respiración aeróbica, y no es otra cosa que quemar las moléculas de azúcar. Nada más que es una quema muy controlada, una oxidación.
Todo esto para decir que la noticia de hoy es que, desde antes de que ocurriera esta Gran Catástrofe del Oxígeno surgieron algunas bacterias que eran capaces de respirar oxígeno. Entonces, digamos que ya había un grupo preparado para la gran catástrofe del oxígeno. Muchas de ellas dentro del orden dentro de las cianobacterias, pero no exclusivamente dentro de las cianobacterias.

Voy a destacar dos datos curiosos del reporte de la investigación, publicado en la revista Science. Uno de ellos es que uno de esos grupos de bacterias que lograron respirar oxígeno antes de la Gran Catástrofe es de las pseudomonas, del que derivan nuestras mitocondrias, los organelos celulares que nos permiten tanto a los animales como a las plantas respirar oxígeno.
El otro es que tal parece que las cianobacterias tenían “plan con maña”, pues algunos de sus linajes aprendieron a respirar oxígeno no sólo antes de la Gran Catástrofe, sino desde antes de desarrollar la fotosíntesis.