En 2014, Pam Belluc, periodista de ciencia del New York Times, dijo en una conferencia en México que el periodismo de ciencia no trata de la ciencia, sino de la gente, y lo mismo se puede decir de la buena ciencia ficción, que no se trata de la ciencia, sino de las personas, los extraterrestres, las máquinas o quienes sean los personajes de la historia. En el caso de Klara y el Sol, se trata de una Inteligencia Artificial a la que todos podríamos querer como amiga de la infancia.
Klara y el Sol (2021), la primera novela que publicó Kazuo Ishiguro después de recibir el premio Nobel de Literatura en 2017, cuenta en primera persona la historia de Klara, una Amiga Artificial desde que está en el aparador de una tienda, mirando con gran interés y mucha atención la calle de enfrente y a quienes transitan por ella, hasta que, con inocencia, participa en un siniestro plan de la familia que la compra.
Lo que quedó del día
Ishiguro, escritor británico de origen japonés, se hizo mundialmente famoso en 1993, cuando su novela Lo que queda del día (Remains of the Day) llegó al cine con Anthony Hopkins y Emma Thompson en los papeles protagónicos, y aunque Klara y el Sol es una historia completamente diferente y ocurre en un contexto casi opuesto, ambas novelas tienen muchas y afortunadas similitudes.
Lo que queda del día (“la mejor historia de amor no correspondido que se haya hecho en cine”, según una reseña en IMDB) trata sobre la concienzuda y esforzada labor diaria del mayordomo Mister Stevens (Hopkins) y su relación que él considera sólo profesional con el ama de llaves Miss Kenton (Thompson).
Sin embargo, ambos trabajan en la mansión de Lord Darlington mientras éste recibe a oscuros personajes del régimen nazi y se dan los primeros pasos que conducirán al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Stevens es el principal encargado de que los protagonistas de tan oscuro episodio estén bien atendidos, sin percatarse en lo más mínimo del desastre geopolítico y humanitario que se entreteje… ni de los sentimientos de Kenton.
La Niña, la Mamá, el vecino, Klara y el Sol
De manera similar, Klara y el Sol nos cuenta la historia cotidiana de la Amiga Artificial y su amiga humana, así como la Mamá, el joven vecino, el Papá y otros personajes de manera inocente y amable, mientras estos ocultan un siniestro, pero afectuoso, plan familiar y una tremenda realidad social que algunos niños llegan a pagar con la vida.
“Leer a Ishiguro es adentrarse en un mundo estilístico gloriosamente modesto. La prosa es controlada, contenida y precisa, a veces incluso árida. Pero entonces, bajo las espléndidas cláusulas, comienza el movimiento. Se avecina un temblor. Es entonces cuando se revela el subtexto”. Sara Danius, en el discurso de entrega del Nobel.
Ishiguro nos cuenta la historia, pero no nos la explica; nos deja que vayamos averiguando lo que en realidad sucede. Así, por ejemplo, sabemos que Klara, un robot con IA y apariencia de niña de entre 10 y 12 años que es también quien narra la historia, funciona con energía solar porque habla del nutrimento que le da el Sol, y entendemos que su IA es más emocional y primitiva que técnica y práctica, por la relación personal que desarrolla con el astro, al que le atribuye personalidad y poderes mágicos.
Así también vamos entendiendo, desde el ambiente cotidiano de la pequeña familia que compró/adoptó a Klara, que viven en una sociedad ferozmente competitiva y desigual, que somete a fuertes presiones las niñas y niños (mismas que no explicaré para dejar que quien lea la novela las descubra).
También, en medio del amor de la Madre por su hija y su afecto por Amiga Artificial, vamos entendiendo, casi al mismo tiempo que Klara, que está tratando de llevar a cabo un plan de aterradoras consecuencias.
¿Vamos hacia el futuro de Klara?
Klara es el producto de un futuro en el que se pueden hacer IAs para ayudar a que niñas y niños (de las familias que lo puedan pagar) no se sientan abrumados por la soledad y a lidiar con las enormes exigencias de su sociedad. Este futuro podría estar mucho más cerca de lo que creemos.
Por ejemplo, como se señala en un boletín del Centro Médico de la Universidad de Rochester, actualmente hay diversas aplicaciones de IA para atender la salud mental, que se están viendo como una forma accesible de brindar esta atención que suele ser cara y en general no es cubierta (o se hace de manera parca o deficiente) por los seguros médicos.
En abril de 2024, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó la primera aplicación digital para tratar la depresión mayor en adultos mayores de 22 años; pero la mayoría de las aplicaciones que hay en el mercado no están reguladas y, aunque están diseñadas para adultos, se debate su posible uso con niños.
Bryanna Moore y colaboradoras explican en un reporte de investigación publicado en The Journal of Pediatrics, que las aplicaciones pueden ser sensores de estado de ánimo, chatbots, terapias cognitivo-conductuales gamificadas e “incluso máquinas que emulan a terapeutas humanos”.
“Los niños con menos recursos podrían no poder costear la terapia presencial y, por lo tanto, recurrir a estos chatbots de IA en lugar de la terapia presencial. Los chatbots de IA pueden convertirse en herramientas valiosas, pero nunca deben reemplazar la terapia presencial”, dice Jonathan Herington, coautor de la investigación.
Moore y su equipo, tras revisar diversas aplicaciones pediátricas, cuyo uso y diseminación parece inevitable, encuentran que aún se pueden mejorar mucho y quieren asegurarse de que estas IAs “incluyan consideraciones éticas”.
Por otra parte, no hay que buscar mucho para encontrar que ya abundan las IAs de compañía. Actualmente son para adultos mayores, pero no es descabellado pensar que eventualmente se podrían hacer para las infancias.
Epílogo de redención en Klara y el Sol
En su comentario en la entrega del Nobel a Ishiguro, Sara Danius comentó que la perspectiva de este autor “incluye un aspecto redentor; no, por supuesto, relacionado con el orden social, sino con las personas que lo conforman”.
La redención no falta en Klara y el Sol y se da, como debe ser, en las últimas páginas, cuando nos damos cuenta de que, en esta historia, la que más aprendió es la IA de Klara, y con una frase nos muestra que en .