El último libro del escritor inglés Neil Gaiman es un manifiesto a la creatividad, la imaginación y su importancia para el desarrollo de nuestra sociedad, ¿puede el arte salvar al mundo?
Una de las mejores razones para celebrarnos a nosotros lo humanos como especie es nuestra capacidad de contar historias. Nuestro don más grande es la creatividad: la habilidad para convertir pequeños gestos en símbolos con significados profundos.
Así como una hormiga deja un rastro químico cuando se dirige a su hormiguero, así los humanos vamos dejando historias detrás de nosotros, creamos un vínculo entre las generaciones y nuestra creatividad. Inventamos mundos perdurables que no existen en otro lugar más que en nuestro inconsciente colectivo.
De esas ideas y otras versa Art Matters, un pequeño regalo que Neil Gaiman da a sus lectores, un breve tratado a favor de la creación, un texto cuya idea principal es que el arte importa y que la creatividad nos salva todos los días.
En las páginas de este ultimo libro, dibujos y palabras comparten protagonismo gracias a Chris Riddell, quien ha ilustrado otros títulos del escritor inglés como Coraline y El libro del cementerio. El dibujante sudafricano logra convertir las ideas de Gaiman en una sinfonía de imágenes.
Todos somos creadores. Para Gaiman así es. En el momento en que abrimos un libro, debatimos una posición política, o salimos a gritarle al mundo quiénes somos, estamos siendo poseídos por la divina imaginación. “Reprimir ideas solo hace que crezcan”, dice el escritor ganador de múltiples premios relacionados con la literatura de fantasía. Una idea nunca muere, solo se transforma. Seres mutables e intangibles, las ideas renacen aun bajo la bota del dictador.
En uno de los capítulos, el inglés celebra la existencia, o más bien, supervivencia, de la bibliotecas. Da crédito a la que él visitaba en su infancia por el hecho de ser escritor. “Si no hubieran existido bibliotecarios amables y buenos libros, yo sería otra persona. A los bibliotecarios no les molestaba ayudar a un niño de ocho años a buscar libros sobre fantasmas, magia o cohetes”.
La bibliotecas son lugares de libertad, conocimiento e, igualmente importante, de entretenimiento. Algún lector pensará que la bibliotecas ya son obsoletas en la edad de Internet, pero recordemos que en ellas el conocimiento está más ordenado que en la red. Una biblioteca hecha de forma correcta, es una especie de obra de arte.
Y el arte importa, nos dice Gaiman. El arte puede animar una revolución. El arte, ese hecho de crear algo que antes no estaba ahí, es el alarido de un espíritu que defiende su autonomía. El arte nos une y nos separa: nos une porque delata la humanidad que todos compartimos; nos separa porque es una declaración de nuestra forma individual. O lo que es lo mismo: somos los creadores de nuestro propio universo.
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En el pequeño ensayo que es Art Matters, Gaiman también escribe de la vida como freelance, es decir, como trabajador independiente. Para él, su vida no sería posible si tuviera un trabajo de oficina de 9 a 5 en semana inglesa. El “freelanceo” le permite lo que su nombre indica: libertad.
El escritor tiene un consejo para todo aquel que decide emprender el camino por la libre, y ese es, que disfruten el viaje. Ese consejo se lo dio Stephen King: el trabajo del día a día de un escritor, especialmente si tiene éxito, pero no de manera exclusiva, debe ser un placer comparado con el que tiene el lector.
Para tirios y troyanos, la imaginación es un arma. Prohibirla, como sucede en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, nos convierte en seres sin empatía. Y todavía más: nos cercena de nuestro derecho al pasado y nuestra capacidad para fabular el futuro. Nos convierte en cáscaras inútiles.
Sin duda, Art Matters es un libro perfecto para regalar a cualquier persona que tiene que lidiar todos los días con la creatividad. Un recordatorio de que no importa qué tan oscura se ponga la noche, la luz de lo que parimos con nuestra cabeza, como Zeus a Atenea, nos acompaña.