Son 87 medicamentos más que podrían combatir al SARS-CoV-2, algunos ya se encuentran en pruebas clínicas
Casi desde que la Organización Mundial de la salud declaró la pandemia de covid-19, un equipo coordinado por el biólogo Nevan Krogan hizo, a partir de la información genética del nuevo coronavirus, un mapeo de los antivirales de uso frecuente que podían servir para combatir al SARS-CoV-2; ahora están intentando con anticancerígenos.
“Utilizamos ese mapa para encontrar medicamentos antivirales ya existentes que podrían reutilizarse para combatir covid-19 y hemos estado trabajando con un grupo internacional de investigadores, llamado QBI Coronavirus Research Group” para seguir las pruebas que se han hecho con esos medicamentos.
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Desafortunadamente, según admite el propio Krogan en un artículo escrito para The Conversation, aunque algunos de esos 47 medicamentos han dado algunos resultados positivos (en realidad, solo ha destacado el remdesivir), el nuevo coronavirus “ha resultado difícil de matar”. Es por eso que el equipo de Krogan está haciendo una nueva propuesta que, curiosamente, no ataca al virus directamente.
Dado que los virus dependen de los mecanismos de las propias células que infectan para propagarse, “debería ser posible cambiar algún aspecto del cuerpo de una persona para evitar eso y ralentizar el virus lo suficiente como para permitir que el sistema inmunitario combata al invasor”, explica el científico.
Krogan explica que durante años, los investigadores han pensado que ese “aspecto del cuerpo del paciente” a controlar durante las infecciones podrían ser las quinasas, a las que describe diciendo “es como si fueran interruptores de control biológico”, y los virus usan esos interruptores para tomar el control de las células.
“En los últimos meses, construimos un segundo mapa más detallado buscando específicamente las quinasas que el coronavirus está secuestrando”.
Usando ese mapa, identificaron medicamentos anticancerígenos ya existentes que alteran la función de las quinasas a las que secuestra el SARS-CoV-2, “y comenzamos a probarlos en células infectadas con el coronavirus”.
“Los resultados de estas primeras pruebas (publicados el 30 de junio) son tan prometedores que estamos trabajando con algunos grupos y ya hemos comenzado los ensayos clínicos en humanos”, dice Krogan.
¿Anticancerígenos contra los virus?
Más que interruptores, las quinasas son enzimas que funcionan acoplando la energía del ATP (sustancia que se ha llamado “la moneda energética de las células”) a los diferentes procesos celulares. Hasta ahora, se han descubierto 518 quinasas humanas, y todos los procesos en nuestro cuerpo dependen de alguna o algunas de ellas.
“Los virus y el cáncer en realidad tienen más en común de lo que piensas -escribe Krogan-. El cáncer es un mal funcionamiento de la maquinaria celular que causa la multiplicación celular descontrolada. Los virus también cambian la función de la maquinaria celular… para producir más virus. No es sorprendente que los virus tomen el control de muchas quinasas para hacer esto”.
En el laboratorio de Krogan encontraron que la infección del SARS-CoV-2 se relaciona con 49 quinasas, y una búsqueda en las bases de datos dio como resultado que hay 87 medicamentos, en uso o en distintas fases de prueba, que interfieren de alguna manera con el funcionamiento de esas quinasas.
Aún es demasiado pronto para decir si alguno de estos anticancerígenos funcionará para tratar pacientes de COVID-19, “pero cuantas más posibilidades tengamos, mejor”, concluye Krogan.
manuel.lino@losintangibles.org