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    Salud

    Que el SARS-CoV-2 sí es de laboratorio

    Manuel Lino GonzálezPor Manuel Lino Gonzálezfebrero 27, 2023Min de lectura
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    La infección del SARS-CoV-2 a las células podría haberse diseñado en laboratorio.
    Células humana infectada por viriones de SARS-CoV-2
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    Cada vez son más los que recuperan la idea de que la pandemia de Covid-19 tuvo un origen humano y no zoonótico, y quizá tienen razón.

    El pasado 26 de febrero el periódico The Wall Street Journal dio a conocer que el Departamento de Energía de Estados Unidos es una entidad más del gobierno de ese país, junto con el FBI, que considera que la hipótesis de que el SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio, probablemente del Instituto de Virología de Wuhan, es la más plausible.

    Desde los últimos días del pasado enero revivió con fuerza la hipótesis de que el coronavirus causante de la Covid-19 se originó en un laboratorio del cual se habría fugado por accidente, pues dos científicos que participaron en los comités de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investigaron el tema publicaron un artículo en The Daily Mail asegurando no sólo que es la hipótesis más probable sino que científicos de alto nivel de Estados Unidos (EU) y el Reino Unido ayudaron a encubrirlo.

    “Estamos tan preocupados por un encubrimiento que escribimos esta declaración conjunta que pide una reevaluación de las vías probables que causaron esta pandemia” dice el artículo firmado por los epidemiólogos Colin Butler y Delia Randolph, lo cual se sumaba a lo que diversos científicos habían estado señalando durante los últimos tres años y a lo que acababa de publicar el ex secretario de estado de EU Mike Pompeo (consulta la nota completa que publiqué en Eje Central).

    Unos días después, la revista Nature citó a María van Kerkhove de la Organización Mundial de la Salud (OMS) diciendo que no habría una fase dos de estudios sobre el origen del SARS-CoV-2, como se había ofrecido; ante lo cual la OMS respondió diciendo, de manera indirecta, que no les correspondía a ellos sino a China hacer esa investigación y que “la política” no había permitido que siguieran; lo cual, aunque no confirma las sospechas, sí las aumenta (aquí la nota) y les da una mejor base de la que tenían con los datos que se concen.

    Una aparición repentina

    La súbita aparición del SARS-CoV-2 en el mercado de especies acuáticas de Wuhan es peculiar y se distingue de otras zoonosis porque de los 450 animales muestreados en el propio mercado, ninguno estaba infectado por el virus, señala el biólogo y matemático fundador de Selva Analytics Alex Washburne, y ni siquiera se le ha encontrado en murciélagos.

    Esto no sólo contrasta con los recientes números de la influenza aviar, sino con el hecho de que tres meses después de iniciado el brote de SARS de 2003, el coronavirus que causa esa enfermedad y que actualmente se denomina SARS-CoV-1, se encontró en siete de un total de 27 animales que fueron muestreados.

    Además, como confirmó una investigación reportada en la revista Nature hace un año, es un hecho que todavía “se desconoce el reservorio animal del SARS-CoV-2”. Lo más cercano sigue siendo el sarbecovirus RaTG13 que se encuentra en murciélagos de la especie Rhinolophus affinis y que coincide genéticamente en 96% con el SARS-CoV-2, lo cual es poco para ser un ancestro directo.

    Esto significa que aún no se han identificado coronavirus de murciélago genéticamente próximos al SARS-CoV-2 que puedan ser sus progenitores y que sean capaces de ingresar a las células humanas a través de la enzima convertidora de angiotensina o receptor ACE2, lo que serían clave para comprender el origen de la epidemia; pero este coronavirus tiene más que eso.

    Mejorando al SARS-CoV-2 en el laboratorio

    El 23 de febrero de 2017 un reportaje publicado en la revista Nature daba cuenta de que los laboratorios del Instituto de Virología de Wuhan (IVW) era considerado la entrada de China a la investigación sobre virus peligrosos, entre los cuales estaba el causante del SARS.

    Richard Ebright, investigador y profesor de química y química biológica de la Universidad de Rutgers, comenta que entre 2017 y 2018 en los laboratorios del IVW se construyó sintéticamente un nuevo coronavirus quimérico similar al SARS que podía infectar y replicarse en las células de las vías respiratorias humanas y que tenía un crecimiento viral 10 mil veces mejorado y una letalidad aumentada cuatro veces en ratones diseñados para mostrar receptores humanos en las células. Pero los investigadores no se detuvieron ahí.

    Entre los documentos que cita Ebright, publicados por el diario The Intercept (que se  pueden leer aquí) se encuentra una solicitud de subvención del IVW a los Instituto Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) para construir más coronavirus quiméricos similares al SARS con mayor afinidad por las células.

    Por supuesto estas investigaciones no se hacían para crear armas biológicas, sino para anticipar en el laboratorios los cambios que pudieran tener los coronavirus; de hecho, la propuesta se llama Defuse, que podría traducirse como “desactivación”, y en ella participaron además las universidades de Duke y Carolina del Norte, el Servicio Geológico de EU y el Centro de Investigación de Palo Alto, y la “organización líder” fue la EcoHealth Alliance.

    “Nuestra estrategia empieza con un inventario completo de murciélagos y sus SARSs-CoVs en nuestro sitio de intervención y pruebas del complejo de cuevas en Yunnan, China, que alberga murciélagos con SARSs-CoVs de alto riesgo”, especifica el documento en la página 10.

    Más adelante señala que “la entrada de los virus (a las células) es la principal restricción a nivel de especie que previene la dispersión de los SARSs-CoVs”, y los autores comentan que harán modelos para analizar cómo puede aumentar la afinidad de la proteína espiga (S) de los distintos SARSs-CoVs para que se una a los receptores ACE2 humanos, ya que este eficaz mecanismo se había detectado en el SARS-CoV-1 (fue publicado en el Journal of Virology en noviembre de 2011).

    Pero sobre todo destaca que el documento agrega que analizarán las secuencias genéticas de los SARS-CoVs en busca de sitios en los que se pudiera incluir un “sitio de escisión de furina”.

    El arma secreta del nuevo coronavirus

    Los sitios de escisión de furina participan en una multitud de mecanismos celulares como la embriogénesis, la infección por patógenos, las enfermedades neurológicas y el cáncer, y se han estudiado desde hace tiempo con la intención, entre otras, de utilizarlos para ingresar medicamentos anticancerígenos a las células, detalla una investigación publicada en Nature en 2012.

    Ebright menciona que el SARS-CoV-2 “es el único de más de 100 coronavirus conocidos y similares al SARS” que tiene un sitio de escisión de furina, el cual, además de mejorar la entrada del virus en las células humanas, participa en la fusión de las células infectadas, lo que dificulta que sean atacadas por el sistema inmune.

    También destaca que los aumentos en la infectividad del virus que tuvieron sus posteriores variantes de preocupación se debieron sobre todo a mutaciones que mejoraron su interacción con el receptor ACE2 o el funcionamiento del sitio de escisión de la furina.

    Que el sitio de furina del SARS-CoV-2 sea único entre los sarbecovirus “es una característica que no descarta un origen natural, pero que se explica más -mucho más- fácilmente por un origen de laboratorio”, afirma Ebright, “especialmente porque se propuso explícitamente la inserción del sitio en 2018”.

    Además, añade, porque los experimentos se hicieron en un laboratorio con nivel 2 de bioseguridad (a pesar de que el IVW tenía hasta de nivel 4), que resulta claramente inadecuado para un virus cuya capacidad de contagio estaba aumentando.

    Por otra parte, Washburne, con colegas de la Universidad de Duke y de las Clínicas Universitarias de Würzburg, publicaron el pasado octubre una investigación aún no revisada por pares en la que detectaron evidencias en el SARS-CoV-2 de los llamados “sitios de restricción”, que se usan en ingeniería genética para insertar o eliminar fragmentos de ADN.

    Epílogo de conflicto de interés

    En abril de 2020, al mes siguiente de la declaración de la pandemia de Covid, EcoHealth Alliance, la organización que encabezó la solicitud de fondos para mejorar los SARSs-CoVs, informó que el gobierno federal de EU no financiaría más su proyecto de coronavirus.

    Sin embargo, el director de EcoHealth, Peter Daszak, fue convocado en diciembre de 2020 para encabezar el reporte de The Lancet sobre los orígenes del virus y, de acuerdo con la revista Science, aunque fue retirado en septiembre de 2021 siguió participando de manera no oficial.

    Daszak también participó en el reporte publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences en octubre de 2022 que se inclinó por la hipótesis de que el SARS-CoV-2 se generó de manera natural y no en un laboratorio, ya que, en palabras de Daszak, esta última palabra no cuenta con suficiente evidencia revisada por pares.

    El pasado 25 de enero, el New York Times dio a conocer un reporte que señala que los NIH no dieron seguimiento adecuado al dinero que le dieron a EcoHealth para estudiar los coronavirus, lo que, sumado a todo lo anterior y el nuevo reporte del Wall Street Journal, no confirma las sospechas del origen de laboratorio, pero sí las amplía.

     

    Covid-19 pandemia SARS-CoV-2
    Manuel Lino González

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