A contracorriente en un mar de malas noticias sobre conservación, destaca que en México la protección de aves marinas es hasta “de importación”…
Después de 13 años en que conservacionistas y pescadores lo estuvieron solicitando, el 7 de diciembre de 2016 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto que estableció la Reserva de la Biosfera Islas del Pacífico de la Península de Baja California, y hace unos días se publicó la evidencia de que el trabajo que se ha hecho ahí ha funcionado.
Esta reserva, anunciada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto en la Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas celebrada en Cancún, Quintana Roo, comprende 21 islas y 97 islotes ubicados dentro de la Corriente de California y consta de 1,161,447.79 hectáreas, de las cuales 68,796.56 corresponden a la superficie de las islas y 1,092,651.23 son del mar que las rodea.
El lugar, junto con las islas de la región que ya estaban protegidas y cuentan con su propio decreto de Reserva de la Biosfera: Natividad, Asunción, San Roque y Guadalupe, es para las aves marinas de los mares de Canadá, Estados Unidos y México que lo habitan, un paraíso, pues las aguas frías que vienen del Polo Norte constituyen uno de los ecosistemas marinos más productivos del planeta.
En particular, en las Islas del Pacífico de Baja California (es decir, las que le tocan a México) se pueden encontrar unas 80 especies de aves marinas, lo que representa alrededor de una quinta parte de las 368 que se han registrado en el mundo.
Sin embargo, durante el siglo XX, la mayoría de las poblaciones de aves marinas en estas islas se redujeron severamente y 27 poblaciones de aves marinas fueron “extirpadas” debido a perturbaciones humanas directas y a mamíferos invasores, como ratas, ratones y gatos. Pero desde el inicio del siglo XIX la historia ha sido distinta.
En 2003 el Senado de la República, atendiendo una solicitud de la organización sin fines de lucro Grupo de Ecología y Conservación de Islas (GECI), solicitó a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) que iniciara el proceso legal para crear la Reserva, que se logró en 2016. Cabe agregar que el GECI ha trabajado junto con las cooperativas de pesca artesanal locales, en particular los Pescadores Nacionales de Abulón con sede en la isla de Cedros.
Atracción social o engañar a las aves por su bien
A principios de octubre se publicó en la revista PLOS la demostración de que en las Islas del Pacífico de Baja California estos esfuerzos están funcionando, en especial la aplicación de un enfoque de conservación holística.
En entrevista, Julio Hernández Montoya, integrante del GECI explica que el primer paso de este enfoque es hacer que el ambiente sea seguro para las aves marinas con extracción de las especies ajenas al ecosistema que han sido llevadas por los seres humanos (usualmente roedores, pero también gatos y perros); .
El segundo paso, es tratar de convencer a las aves de que la isla está libre de amenazas, “mostrarles que es un lugar óptimo para su estancia, su reproducción, la crianza de sus polluelos… Porque las aves marinas únicamente se reproducen en tierra firme, principalmente en las islas”, explica Hernández Montoya.
Para esto se utilizan, por un lado, grabaciones, ya sea de otras islas en donde la población (de esa especie) está más sana”, es decir que tiene más individuos y que hay procesos de reproducción. “Grabamos todos estos sonidos de cortejo y de cría”, haciendo que la isla empiece a tener un paisaje sonoro adecuado, que invite a la recolonización.
El otro sistema es poner señuelos, es decir, réplicas o modelos de las aves para que la isla se vea habitada. Hernández Montoya comenta que en otros países hay fábricas especializadas de señuelos para restauración de hábitats de aves marinas, pero éstos resultan muy costosos.
“Al principio intentamos acceder a comprar estos señuelos en el extranjero… Pero nos dimos cuenta que que eran muy costosos, y que además no estábamos hablando del Santo Grial; entonces nos acercamos a artistas y artesanos locales y a través de ellos hemos podido replicar estos señuelos de aves con una gran calidad”.
Un tercer sistema consiste en hacer “cajitas de anidación que enterramos y les ponemos un conducto, de manera que hasta les llamamos hoteles o moteles en los cuales hay varias madrigueras unidas, todas con su entrada independiente. Cuando llegan estas aves nocturnas atraídas por el sonido, encuentran un lugar adecuado y protegido para poder anidar, hacer sus puestas de huevo y crianza de polluelos”, explica el experto.
Turismo avícola para la conservación
De acuerdo con las mediciones publicadas, el enfoque holístico está funcionando: en el registro que ha hecho el GECI de poblaciones de 19 especies de aves marinas en 10 grupos de islas encontraron que 31 poblaciones de 14 especies están aumentando significativamente, hay otras 19 poblaciones que parecen estar creciendo aunque no de manera estadísticamente significativa; mientras que 11 poblaciones de siete especies están disminuyendo.
Estas diferentes respuestas a un mismo método de conservación pueden tener diversas explicaciones: puede ser que se requiera más tiempo, pero también que “unas especies son más exitosas en algunas islas que en otras, y esto tiene que ver por las condiciones de clima, por las condiciones oceanográficas que favorecen su alimentación”.
Por otra parte, Hernández Montoya comenta que las islas bajacalifornianas recibirán una población de albatros de patas negras, que están sufriendo por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático en Hawai, donde las islas son muy someras y las zonas de anidación de estas especies están teniendo inundaciones.
Dato: México tiene casi 4,500 islas, todas ya con protección legal, que albergan 14 veces más especies endémicas por kilómetro cuadrado que el continente.
“Entonces tenemos un proyecto en el que vamos a Hawaii, colectamos y rescatamos a estos huevos, los traemos a México, a la Isla Guadalupe en particular, que es una zona donde históricamente han vivido esta misma especie”.
Hernández Montoya señala que destaca que la conservación de las especies de aves marinas ha sido posible por la colaboración de instituciones como, entre otras, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, la Red Temática de Investigación en Áreas Naturales Protegidas (RENANP) el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, y el apoyo financiero la The David and Lucile Packard Foundation, la National Fish and Wildlife Foundation de Estados Unidos y la Fundación Carlos Slim Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.
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